Infancia
Creciendo a través de la música
La música moldeó las alegrías y los sueños de la infancia de Gustavo Dudamel.
Hijo de un trombonista y una profesora de canto, Gustavo escuchaba sinfonías cuando otros todavía pintaban con los dedos. En la ciudad venezolana de Barquisimeto, donde el crimen y las drogas amenazaban a muchos de sus jóvenes compañeros, Gustavo atribuye su notable éxito a la extraordinaria educación musical que tuvo.
De niño, Gustavo Dudamel anhelaba el día en que sus brazos fueran lo suficientemente largos para poder tocar el trombón, como su padre. Pero en su "núcleo" local, sus profesores de música encontraron un violín para sus brazos cortos, y Gustavo encontró su lugar en el mundo de la orquesta sinfónica.
Los conciertos y las orquestas le fascinaban; a los 10 años, Gustavo leía las partituras como otros niños leen las novelas.
"Recuerdo que tenía un juego favorito. Tenía soldaditos de juguete, pero no con armas. Los ponía en posición de orquesta, y luego ponía música, y yo siempre era el director. Era divertido".
José Antonio Abreu, economista visionario, organista y político comenzó "El Sistema" de Venezuela en 1975, con cinco niños en un garaje de estacionamiento. Casi cuatro décadas después, alrededor de medio millón de niños, en su mayoría de las comunidades que viven por debajo del umbral de pobreza, han crecido en las orquestas de El Sistema.
Al igual que todos los jóvenes que se incorporan a "El Sistema", Gustavo Dudamel aprendió sobre responsabilidad social a la par de la música. Es fundamental para los directores de "El Sistema" que los estudiantes más grandes actúen como mentores para sus compañeros más jóvenes, y que los músicos profesionales con éxito también tomen trabajos como maestros y líderes. Los niños aprenden a dirigir de la misma manera que aprenden a tocar el instrumento.
“Estaba en un ensayo en Barquisimeto un día, y el director estaba enfermo, y el podio estaba vacío, así que pensé, OK, y tomé la batuta”.
"Yo no había estudiado. Sólo pensé: ‘Puedo hacer esto’. Y fue divertido, porque mis amigos estaban allí, tocando. Y todos se rieron. Pero en cinco minutos todo cambió. Todos pensaban, OK, es hora de trabajar. Y eso fue hermoso.
"Entonces, el director se acercó y dijo: ‘Ah, usted es muy bueno! Dirigirá este concierto'”
Gustavo tenía doce años. Cinco meses más tarde se convirtió en asistente del director en Barquisimeto; para el año siguiente, tenía su propia orquesta de cámara.
A los 15 años, se encontró a sí mismo en el podio de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar de Venezuela (ahora la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela), de la que sigue siendo su director titular.
"Por supuesto, había un montón de otros niños directores", recuerda. "Muchos. Cuando tenía doce años, yo tenía un amigo director que tenía ocho años. Estaba dirigiendo Rossini, Charpentier, y el himno nacional. Esto es normal en Venezuela".
Incluso en un país donde lo normal es fomentar el talento joven, el don de Gustavo fue reconocido como excepcional, lo suficiente como para que José Antonio Abreu, fundador y director de El Sistema le diera clases, y no mucho después, los principales directores internacionales Sir Simon Rattle y Claudio Abbado se fijen en él.
En 2002, fue invitado a estudiar con la Filarmónica de Berlín bajo la tutela de Sir Simon Rattle. La Academia de la orquesta está configurada para instrumentistas, pero se hizo una excepción para este joven director talentoso; se quedó en la casa del entonces trompetista de la orquesta, Thomas Clamor, un invitado frecuente en la propia Venezuela.
"Se pasaba noches enteras viendo mis DVDs de la orquesta, y escuchando CDs," Clamor recuerda.
"Le di las partituras, y él las guardaba en la segunda cama en la habitación de invitados. Se pasaba toda la noche estudiando con tanta diligencia y aplicación que, en algún momento, mi esposa y yo comenzamos a preocuparnos. Y le dijimos: 'Gustavo, debes dormir!'
"Pero fue muy impresionante para mí ver la mentalidad única con la que aprendía música. Quería aprender, aprender, aprender, probar cosas nuevas, implementarlas, ensayar, prepararse bien para la orquesta con la que él estaba trabajando. Nunca había visto trabajar alguien que lo haga tan intensamente como él".
La contralto sueca Anna Larsson, quien conoce a Gustavo desde hace una década, cuenta una historia similar.
"Creo que es una de las desventajas de ser considerado como un niño prodigio. La gente piensa que sólo llegas y lo haces, que no tienes que prepararte. Pero es todo lo contrario. Creo que cada niño prodigio es así porque ellos han estado trabajando muy duro. Si ves lo que Mozart hizo de niño, trabajando con su padre en la composición e interpretación; o Michael Jackson; o el tenor sueco Jussi Björling; verás que han estado trabajando como locos desde que eran niños. Gustavo siempre ha trabajado duro, y él es uno de los directores mejor preparados con los que he cantado".
Dudamel creció con la Orquesta Juvenil Simón Bolívar de Venezuela. A diferencia de la mayoría de las orquestas nacionales juveniles, que vuelven a audicionar cada año y mantienen la membresía por debajo de un límite de edad, la Simón Bolívar mantuvo su membresía, y creció con sus miembros.
En 2000, dirigió la orquesta en su primera gira por Alemania. Otras giras siguieron, así como también un contrato de grabación con Deutsche Grammophon. Hoy, Gustavo y la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela son altamente demandados en los principales escenarios del mundo.
"Él creció con estos músicos", dice Thomas Clamor. "Comparten el mismo pasado. Y cuando está con ellos, son como de la familia, y eso le hace bien, creo. En ese ambiente se puede mover, y puede generar energía".